Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,
sin dejarme vivir, vive serena
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aquella luz, que fue mi gloria y pena,
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y me hace guerra, cuando en paz reposa.
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Tan vivo está el jazmín, la pura rosa,
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que blandamente ardiendo en azucena,
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me abrasa el alma de memorias llena,
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ceniza de su fénix amorosa.
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¡Oh memoria cruel de mis enojos!
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¿Qué horror te puede dar mi sentimiento,
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en polvo convertidos sus despojos?
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Permíteme callar sólo un momento,
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que ya no tienen lágrimas mis ojos
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ni conceptos de amor mi pensamiento.
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domingo, 19 de junio de 2016
A Marta de Nevares
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