‘Introducción al estudio del Derecho’ de Ricardo de Ángel Yagüez, es, sin duda, uno de los libros al que más veces recurro por un motivo u otro. En él el autor nos expone las instituciones y figuras básicas del Derecho. Ya sorprende la obra desde sus inicios cuando el lector busca una definición del Derecho y el autor nos reproduce la siguiente frase de Kant “Todavía están los juristas buscando una definición del Derecho”. Tal y como nos señala Ricardo de Ángel Yagüez, una de las notas más destacadas del Derecho es la de su carácter social, y ésta es una de las cuestiones que más relaciona Derecho y Literatura. Para Ricardo de Ángel Yágüez, Derecho es el conjunto de normas que emanan y que se aplican en el Estado de Derecho, que tiene las siguientes características:
- Imperio de la ley. El Estado se halla regido por un sistema de leyes dictadas por una asamblea de representación popular. No basta, por tanto que el Derecho rija la vida de la sociedad, sino que es preciso que ese Derecho sea manifestación de la voluntad general expresada libremente a través de un Parlamento.
- División de poderes, esto es, separación de las funciones de promulgar las leyes y de aplicarlas. Se trata de una distribución o división de funciones y poderes, necesitada de una serie de relaciones, controles e intervenciones mutuas y recíprocas.
- Principio de legalidad. El orden social debe estar regido por un sistema de normas preestablecidas al que se encuentren sometidos por igual el Estado, sus órganos y los particulares.
- Reconocimiento del conjunto de derechos y libertades de los ciudadanos, su garantía formal y efectiva realización material. Sin este requisito no hay Estado de Derecho y, por tanto, no hay Derecho. Ricardo de Ángel Yágüez nos recuerda que en la Alemania del Tercer Reich la concentración de poderes y la dictadura de partido fueron cuidadosamente ocultadas bajo un disfraz legalista jurídico-formal. De este modo pudo llegar a promulgarse una ‘ley’ tan grotesca como la de 3 de julio de 1934, cuyo único y lapidario artículo decía: “Las medidas tomadas por el Estado en defensa propia para el aplastamiento de los ataques de alta traición y de traición a la patria los días 30 de junio, 1 y 2 de julio son legales”. La curiosa ‘ley’ se refería a las matanzas que supusieron la liquidación de las SA y con ello de toda oposición a Hitler (la llamada “noche de los cuchillos largos”).
Tal y como dice Carlos Pérez en su artículo ‘Derecho y Literatura’, el Derecho y la Literatura son fenómenos que se desarrollan y realizan en la expresión de la lengua de la comunidad. Nuestra Constitución, en su artículo 14, nos establece el principio de no discriminación con un estilo directo, pero poco literario y, por tanto, bastante aburrido:
“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
Lo cierto es que este artículo se pudo haber escrito de forma más literaria. Andrés Botero Bernal, en su artículo ‘Derecho y literatura. Un nuevo modelo para armar. Instrucciones de uso.’ comenta que el artículo 5 de la Sección Segunda Título Primero de la Constitución Antioqueña [Colombia] de 1812 dice que:
“Ningún hombre, ninguna corporación o asociación de hombres tiene algún título para obtener ventajas, o particulares y exclusivos privilegios, distintos de los que goza la comunidad, sino es aquel que se deriva de la consideración que le den sus virtudes, sus talentos, y los servicios que haga, o haya hecho al público. Y no siendo este título por su naturaleza hereditario, ni transmisible a los hijos, descendientes, o consanguíneos, la idea de un hombre que nazca Rey, Magistrado, Legislador, o Juez, es absurda y contraria a la naturaleza”.
¿No os parece mucho mejor esta redacción que la de nuestra Carta Magna para decir lo mismo?
Pero la relación entre Derecho y Literatura no radica exclusivamente en su carácter social y, por tanto ético, ni en el uso del lenguaje. Múltiples son las alusiones directas del mundo de la Literatura al del Derecho. Así, Cervantes se sirvió de ‘El Quijote’ para proponer una visión de la Justicia y del Derecho ajena a la impuesta por los reyes (Néstor de Buen). La más directa es la de Kafka, cuando hace un uso metafórico del Derecho, pero claro y contundente, en ‘El Proceso’, para referirse a la existencia del ser humano como un proceso jurídico en el que de inicio es condenado sin saber porqué ni de qué, ya que morimos desde que nacemos.
La correspondencia entre Literatura y Derecho es mucho más amplia. El libro ahora propuesto es sin duda muy interesante y adecuado para aquellas personas que con amor por la Literatura deseen introducirse en el mundo del Derecho y ahondar en esta relación.
Me gustaría continuar tu entrada pero necesito tiempo. Recuerdo leyendo a Rafael Sánchez Ferlosio la relación que establecía entre lo que el llamaba la prosa hipotáctica (subordinación)y toda la redacción de las leyes de Indias. Venía decir que la literatura barroca le debía mucho al lenguaje jurídico que se empleaba en la redacción de las citadas leyes. En su 'ensayo' libelo 'Esas Indias equivocadas y malditas' toma un código que él llama la Recopilación de 1680 y con él en la mano redacta la obra de la que hablo. Esta obra de Ferlosio muy criticada, quizá con razón, por una parte de la historiografía, es para mí una verdadera pieza literaria como todo lo suyo, al margen del contenido más o menos discutible. Como pretendo, como he dicho, hacer una entrada con estas relaciones, literatura y derecho, ya me explayaré en lo que pueda y sepa.
ResponderEliminarKafka tenia mucha razon en "El Proceso" cuando dijo: nacemos condenados sin saber porqué ni de qué, ya que morimos desde que nacemos. El protagonista de "El Proceso" Josef K. es arrestado al parecer por un crimen de gravedad, sin que se sepa ni el ( ni el lector) de qué se le acusa. !Un gran libro!
ResponderEliminarRicardo una gran elección y muy acorde con estos tiempos en los que ha salido a la luz el caso urdan garmin, ojalá fuera verdad qu las personas ocuparan su lugar por sus talentos, sus labores por el bien de la comunidad, seria maravilloso y nos libraríamos de tanto necio gobernando nuestras vidas .
ResponderEliminarPero al ser humano le encanta heredar lo superfluo, mucha gente se presenta con el cartel soy hijo de....o soy juez pozo abogado, nunca soy hijo de un desconocido o soy el señor qu cada día recoge la mierda que usted genera, por que todos nos hemos encargado de dar importancia a las cosas que no las tienen, ....y así nos va....soy de nuevo Francisca.