Jaroslav Hašek |
"A su Excelencia el señor Von Bilinsky, ministro de Hacienda, Viena.
Inspirado por el patriotismo, el abajo
firmante, respetuosamente, se toma la libertad de proponer al Muy Honorable ministro de Hacienda un anteproyecto de ley
para la introducción de un impuesto sobre los entierros y los fallecimientos.
El reciente y excepcional aumento en el número de empresas de pompas fúnebres
me ha sugerido la idea de un medio para incrementar las finanzas nacionales
instituyendo una monopolización de la muerte por parte del Estado. Dado que las
personas fallecen continuamente, el Estado tendría de este modo asegurados unos
ingresos anuales permanentes, que aumentarían además considerablemente en
épocas de epidemia o de guerra. El anteproyecto de ley que propongo es el
siguiente:
Párrafo 1
Todo ciudadano del Imperio Austro-Húngaro, independientemente de su sexo,
pasará a ser ipso facto, después de
su fallecimiento propiedad del Ministerio de Hacienda, y pagará con motivo de
dicho fallecimiento un impuesto de 2 a 24 coronas según las circunstancias
comprobadas de su fallecimiento y entierro.
Párrafo 2
El impuesto será recaudado de la persona en cuestión según las
circunstancias que se detallan más adelante, en el apartado c) del párrafo 6.
En caso de que el difunto, debido a circunstancias ajenas a su voluntad, no
haya pagado durante su vida los impuestos sobre el fallecimiento y el entierro,
sus herederos podrán presentar al Imperial y Real Ministerio de Hacienda una
petición para que les sea reducido dicho impuesto. Esta petición deberá ser
presentada por escrito y acompañada de una póliza de dos coronas.
Párrafo 3
Todo ciudadano del Imperio Austro-Húngaro, con independencia de su sexo y edad,
está obligado al pago del impuesto por fallecimiento. Esto incluye a aquellas
personas a las cuales no se aplica el contenido del párrafo 4 de la ley sobre
el impuesto por entierro.
Párrafo 4
Todo ciudadano del Imperio Austro-Húngaro, con independencia de su sexo y
edad, que haya sido debidamente enterrado debe pagar un impuesto sobre el
entierro. Si un ciudadano ha sido enterrado en vida, sus herederos podrían
solicitar la concesión descrita en el párrafo 2.
Párrafo 5
Todo ciudadano del Imperio Austro-Húngaro debe satisfacer un impuesto sobre
el entierro durante su vida, según se especifica en el párrafo 9, apartados a a g.
Los ciudadanos menores de edad, perturbados mentalmente o que se hallen bajo
tutela, están exentos del pago del impuesto, pero deberán satisfacerlo en su
lugar los herederos, o bien, de no existir éstos, la parroquia a la que
pertenezcan.
Párrafo 6
La recaudación de este impuesto se realizará según las circunstancias de
cada persona.
- En el caso de personas sanas, por las oficinas de recaudación de impuestos.
- bEn el caso de personas enfermas, por los señores médicos, obligados éstos por juramento.
- cEn el caso de personas afectadas de defectos físicos, por las autoridades policiales.
Párrafo 7
El impuesto sobre el fallecimiento debe ser distinguido del impuesto sobre
el entierro y, en los casos en que el contribuyente en cuestión no haya sido
enterrado, en que su cadáver no haya sido hallado y en que haya sido declarado
desaparecido, y si no hubiere pagado el impuesto en vida, el impuesto sobre el
entierro no será exigido de sus herederos o de su parroquia., respectivamente.
Párrafo 8
El impuesto sobre la muerte es obligatorio incluso en los casos en que la
persona desaparecida lo haya sido declarada oficialmente.
Párrafo 9
Para establecer el importe de los impuestos sobre la muerte y el entierro,
se atenderá a los siguientes apartados:
- Un recién nacido, con buena salud, pagará 2 coronas hasta el cumplimiento de su primer año.
- De 1 a 5 años, se pagarán 4 coronas.
- De 5 a 14 años, se pagarán 6 coronas.
- De 14 a 20 años, se pagarán 8 coronas.
- De 20 a 30 años, se pagarán 16 coronas.
- De 30 a 40 años, se pagarán 18 coronas.
- De los 40 años hasta el fallecimiento, se pagarán 24 coronas.
Estas cantidades serán duplicadas en el caso del impuesto conjunto sobre el
fallecimiento y el entierro.
Párrafo 10
La recaudación del impuesto se llevará a cabo en todas las regiones del
Reino Austro-Húngaro de la siguiente manera: las cantidades establecidas en el
párrafo 9, apartados a a g, deben ser satisfechas en pagos
parciales, pero nunca que la suma total exceda de 24 coronas por entierro y las
24 coronas por fallecimiento. El primer pago será recaudado a los ocho días de
nacimiento del niño. La no declaración del nacimiento de una criatura será
castigada, según las circunstancias, con el pago de una multa de 10 a 200
coronas o, en caso necesario, con tres semanas de prisión.
Párrafo 11
Quienquiera que no informe de su fallecimiento o de su entierro será
multado con el doble de la cantidad del impuesto más alto, 96 coronas o, en
caso necesario, será condenado a un castigo de catorce días de prisión, que
incluirán cuatro días de régimen riguroso, sin comida ni bebida.
Espero que el Muy Honorable ministro de Hacienda considere con benevolencia
esta humilde propuesta para incrementar las finanzas del Imperio.
Su humilde y obediente servidor
Jaroslav Hasek "
El comisario rojo
Traducción del inglés de Ester Donato
Genial Hasek. Este mundo tan absurdo y tan real que describe en su obra, sobre todo, 'su valeroso soldado Švejk' me recuerda aquella reflexión que hacía Fernando Fernan Gómez en el film 'La silla de Fernando' cuando desengañaba a aquellos que creían que tenían el futuro en sus manos y les invitaba a no creer: "A todos los que creen que el futuro está en sus manos, y no, en las manos de los que se han apoderado del futuro de todos nosotros"
ResponderEliminarMuy apropiada la cita. Y eso que, en el fondo, Hasek no dejaba de tener una postura ciertamente más optimista que la de Fernan Gómez, cuando un personaje un tanto torpe y aparentemente inocente como es el soldado Svejk, pone en evidencia al Poder.
EliminarUn genio, Hasek. Tengo que "desenpolvar" "mi" "soldado Svejk", que ´lo tengo perdido en mi biblioteca. Un autor grandísimo, imprescindible para los tiempos que corren (bueno, y para cualquiera de los que han corrido): un autor eterno
ResponderEliminarEs curioso, pero lo que yo he hecho ha sido, precisa y literalmente, desenpolvar "El comisario rojo". Tanto este libro como "Las aventuras del valeroso soldado Svejk" los leí hace unos 30 años y debería releerlos. En "El comisario rojo" hay otro relato, que no he reproducido debido a su extensión, titulado "La huelga de ladrones", en el que expone que, ante una huelga de ladrones como protesta por la desigualdad social, la sociedad colapsaría al quedarse sin trabajo los policías, los jueces, los abogados ... Los políticos tendrían que hacer huelga por razones obvias ... Simplemente, genial y corrosivo.
Eliminar