lunes, 12 de noviembre de 2012

'Hace cuarenta años'

Hace cuarenta años, María Van Rysselberghe (1866-1959). Traducción Regina López Muñoz. Epílogo Natalia Zarco. Editorial Errata Naturae.

Reseñas. 

"El arte se convierte en un mero sustitutivo de la vida. No en la inspiración que eleva el espíritu para que la persona primero vea y después actúe libremente sino la fragancia de mortaja que envuelve a quien de entrada ha renunciado a vivir" Álvaro de la Rica.


" 'Hace cuarenta años' es la novela que ha de reconciliarnos con el otoño, el invierno incluso. En sus páginas toda la nieve, la escarcha, todo el frío, queda derretido por la pasión animal de dos corazones que se encuentran en el momento preciso. Cuántas veces hemos deseado que nos ocurra algo así, ¿verdad? Que nos alcance una de esas tormentas que han de dejarnos temblando, sí, pero con la ilusión en la punta de la lengua. Esta novela corta escrita por Maria Van Rysselberghe es una delicia que hace honor al viejo –y tan lastimado– Romanticismo. No, no es una de esas novelas que podría haber escrito Nora Roberts o Corín Tellado, porque la pasión no está en los cuerpos, está en algo más allá que no alcanzamos a tocar. Comprendemos y asentimos. Sentimos. Echamos de menos. Esperamos. Los dos protagonistas de la novela se aman. Ellos tienden puentes el uno hacia el otro; construyen orillas donde sólo hay ahogos; crean tierra firme donde sólo hay alboroto. Ellos son la esencia pura del amor, entendido éste como nadie lo entiende ya. En el proceso de lectura suenan versos de Wordsworth o Lord Byron, qué delicia. La autora nos transporta a Emily Brontë, a Elizabeth Gaskell. La exaltación de un abrazo, de un rozarse los dedos discreta y rápidamente, y conservar ese momento como el más preciado, mucho más, acaso, que un beso robado. Y, como el amor, es fugaz pero es eterno. La memoria guardará siempre el nombre del otro.

–Cuando decidí venir aquí –me decía–, porque tuve mis dudas, entreví como en un relámpago lo que ahora sucede. ¡Y con qué firmeza rechacé la idea! Me sentía tan seguro de mí mismo... ¡Y ya ves! No podemos prever lo que el otro puede ofrecernos... ¡Ay! ¡La tentación! Eso lo justificaría todo... ¿Acaso podía yo saber la forma que el amor tomaría en ti, y que tendrías esos ojos tan tiernos y acerados a la vez, pequeño corazón intenso?

'Hace cuarenta años' ha salvado, en parte, mi verano, y ha de salvar muchos septiembres. Es una novela que arrebata, que destruye y reconstruye, que teje y no mientras los sentimientos se plasman en las páginas y quedan adheridos a los dedos del que lee. Es una obra poderosa que, como el amor, dura siempre demasiado poco. Pero qué bonito es asentarse sobre un abismo y notar la caída libre sobre el secreto de la pasión de un corazón que ama. Y acordarse del amado en la caída y sonreír, siempre sonreír, ante la inminente muerte. Porque no hay más muerte que lo que se cree imposible. Porque no hay más muerte que aquello para lo que, parece, nunca hay tiempo." Revista literaria Granite Rainbow. 



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