Las pasiones han enseñado a los hombres la razón. [154]
El pretexto ordinario de quienes causan la desgracia de los demás es que quieren su bien. [160]
Es bueno ser firme por temperamento y flexible por reflexión. [191]
Raramente nos consolamos de las grandes humillaciones. Las olvidamos. [243]
Un mentiroso es un hombre que no sabe engañar; un adulador, alguien que por lo general solo engaña a los tontos. Solo quien usa con destreza la verdad, y conoce su elocuencia, puede ufanarse de ser hábil. [277]
No hay nada de lo que el temor y la esperanza no logren persuadir a los hombres. [320]
La breve duración de la vida no puede disuadirnos de sus placeres ni consolarnos de sus penas. [324]
La constancia es la quimera del amor. [406]
La utilidad de la virtud es tan evidente que los malvados la practican por interés. [411]
La desesperación es el mayor de nuestros errores. [523]
Nadie nos censura tan severamente como nos condenamos a menudo a nosotros mismos. [550]
Si es cierto que nuestras alegrías son cortas, la mayoría de nuestras aflicciones no son largas. [584]
Los hombres no se comprenden unos a otros. Hay menos locos de lo que creemos. [601]
Las enfermedades suspenden nuestras virtudes y nuestros vicios. [606]
La soledad es al espíritu lo que la dieta es al cuerpo. [609]
Los que desprecian al hombre no son grandes hombres. [618]".
Traducción, Luis Valdesueiro.
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