domingo, 15 de enero de 2012

La sala número 6. Anton Chéjov.


“¿Por qué no ha de ser el hombre inmortal?—se pregunta—. ¿Para que sirve entonces el cerebro con su admirable mecanismo, para qué la vista, el don de la palabra, los sentimientos, el genio, si todo ha de estar predestinado a mezclarse con la tierra y dar vueltas después durante millones de años y sin ningún objeto preciso, alrededor del sol? Para eso no valía la pena sacar al hombre de la nada—al hombre con su espíritu elevado y casi divino—si después se lo había de transformar, como en burla, en miserable puñado de tierra. Por miedo a la muerte muchos buscan un sustitutivo de la de la inmortalidad y se consuelan pensando que su cuerpo se perpetuará en una planta, en una roca, y hasta una rana: ¡triste consuelo, que equivale a decirle a la caja de un violón roto que le espera un porvenir envidiable!"

“—¿Y por qué me tiene usted aquí metido?
—Porque está usted enfermo.
—Bien, admitámoslo. Pero hay cientos y miles de locos que se pasean con toda libertad, por la sencilla razón de que es usted demasiado ignorante para acertar a distinguirlos de los cuerdos. ¿Por qué, pues, sólo a mí y a estos desdichados han de tenernos aquí en calidad de chivos expiatorios? Usted, su enfermero, su administrador, y toda esa canalla, todos ustedes son, desde el punto de vista moral, infinitamente inferiores a nosotros, y sin embargo somos nosotros y no ustedes los condenados al encierro perpetuo. ¿Es lógico esto?

—Nada tienen que hacer aquí la moral ni la lógica. Es el azar el que decide. El que ha sido encerrado aquí, aquí se queda, y los otros siguen en libertad. El hecho de que el médico sea yo y el enfermo usted nada tiene que ver con la moral ni la lógica: no es mas que un azar .”

“En ese porvenir que tanto le entusiasma a usted no habrá manicomios ni prisiones, ni rejas ni cadenas; en suma, como usted dice, triunfará la verdad. Pero… las leyes de la naturaleza seguirán su camino invariable y las cosas no cambiarán en el fondo. Los hombres padecerán enfermedades, se envejecerán y pararán, lo mismo que hoy, en la muerte. La aurora que alumbra la vida podrá ser muy hermosa; pero eso no impedirá que se meta a los hombres en la caja y la caja se meta en la fosa .”

“Yo solo sé una cosa: Dios me ha hecho de carne y hueso, me ha dado nervios y sangre caliente, soy un organismo vivo, y como tal reacciono necesariamente ante toda irritación exterior. Reacciono y no puedo menos de hacerlo. Cuando me hacen mal grito y lloro; ante una cobardía me sublevo; ante una mala acción siento asco. Esto es lo que llamamos la vida, según mi entender. A organismo menos perfeccionado, reacción menor. Y al contrario, los organismos superiores son más accesibles a los sentimientos de dolor, de alegría, etc., y reaccionan más enérgicamente a todo lo que pasa en el exterior. Me parece que ésta es una verdad elemental. ... . Para despreciar el sufrimiento, estar siempre contento y no asombrarse de nada hay que haber caído muy abajo, haber llegado a un estado de brutalidad como el de ese, por ejemplo ….”

“Los sufrimientos, como los gozos, son pasajeros; no se hable más de ellos. Lo esencial es que usted y yo ambos somos seres pensantes, y eso es lo que nos une y hace solidarios , a pesar de la divergencia de nuestras opiniones. ¡Si supiera usted, querido amigo, hasta que punto estoy harto de la locura general, de la maldad, de la estupidez de la gente que me rodea, y que alivio experimento hablando con usted!”

5 comentarios:

  1. Me lo apunto. A ver si lo encuentro. A lo peor, no es fácil. Gracias

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  2. Supongo que habrás leído algo de Chéjov. Si no lo has hecho te lo recomiendo muy vivamente. Sus obras, entre ellas 'La Sala nº 6', se reeditan con bastante frecuencia. De hecho en teatro su obra se representa con asiduidad.

    Gracias a ti por seguirnos.

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  3. ¡Lo que sabía Chejov del alma humana! Reflexiona Ignacio Vidal-Folch sobre la lectura de los clásicos del XIX y dice de Chejov y Tolstoi: "En sus páginas está dicho todo lo que pueda decirse, y de manera inmejorable, sobre el valor que le da uno a la vida a la luz del conocimiento de su naturaleza mortal (y es ese conocimiento precisamente lo que nos distingue de los animales y nos hace hombres). ¿Para qué escribir nada más, después de leer estas maravillas? ¿Para qué leer a otros que no sean Tolstoi y Chejov? Luego se me pasa, claro, y leo y escribo cualquier cosa". Chejov me gusta por lo que dice Vidal-Folch, y sobre todo, por su mirada compasiva hacia nuestra frágil condición. Por decirlo con palabras de Herman Melville: “El lazo de humanidad compartida me arrastraba irremisiblemente a la tristeza. ¡Una melancolía fraternal!", 'Bartleby, el escribiente'.

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  4. Ricardo que maravilla los cuentos de chejov, yo los tengo en mi mesilla de noche y leo alguno de vez en cuando. Que bonito hablar aun que nuestras opiniones sean distintas, al final estamos condenados a entendernos y si no al menos nos habremos conocido un poco mas, vivan las tertulias y las charlas entre amigos y sobre todo sentirnos orgullosos por cuestionarlo todo, por pensar, en fin por sentirnos vivos....hasta pronto soy Francisca.

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  5. ¡Sentirnos vivos por encima de todo, siempre! Y polemizar que no enfrentarse, ni pelear, ni competir absurdamente a nuestras alturas. Disfrutar, gozar, fo..., reír, compartir, en definitiva.

    Un saludo. Nos vemos.

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