viernes, 20 de enero de 2012

Dos caras de la cultura

En el suplemento dominical de La Vanguardia de hace unos días se premió la carta de nuestro buen amigo y blogmaster Jordi Capdevila. Merece la pena que quede publicada aquí. ¡Enhorabuena Jordi!


Cultura y polisemia
Jordi Capdevila (Lleida)
El Magazine del pasado 13 de noviembre nos presenta dos caras diferenciadas  de la cultura. Por una parte, la que nos ofrece Jiajia Wang, una editora oriental, en la sección “Jóvenes extraordinarios”; y por la otra, la que traza Carlos Ruiz Zafón en la entrevista. Cara y cruz de Oriente y Occidente desde un exilio forzado, con matices. Es la deslocalización de creadores y la globalización de la palabra.
Jiajia, cuya fonética nos acerca a su rostro, reside en un almacén y nos recuerda que su padre le apuntaba que “la cultura no da para comer”. Sin embargo, ella no pudo reprimirse: ahora vende objetos de literatura infantil china desde internet.
Ruiz Zafón, acomodado en la sombra del viento californiano, representa la postura más pragmática de una madurez relativa frente a la visión romántica de la juventud. Escribe Barcelona desde Beverly Hils, con acompañamiento de piano. Millones de libros vendidos.
Ambos coinciden en la recreación del objeto artístico: él, “para quien el libro en papel, bien editado, es un objeto maravilloso”, se dirige a la inmensa mayoría; ella, a familias adoptantes de niños chinos. Todo vale en las arenas movedizas de la cultura.  

3 comentarios:

  1. !Enhorabuena Jordi! Estoy de acuerdo en lo que dices en la carta: "Todo vale en la cultura". Leí "La sombra del viento" de Ruiz Zafón y no me gusto. Tomo nota de esta escritora Jiajia Wang seguro que escribe mejor.

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  2. ¡Felicidades Jordi! Al margen de tu intervención me gustaría resaltar que no todo lo que aparece como cultura es arte. El arte para ser tal ha de producir una emoción y decir verdad. Con respecto a los libros recuerdo aquella famosa frase de Kafka sobre el efecto que éstos han de producirnos: “Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo? Un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada.” Se me dirá que no siempre leemos para iluminarnos a cerca de algo o para producir un éxtasis en nuestra ánima, que leemos para distraernos, para pasar simplemente el rato y que no siempre tenemos la necesidad de ser transcendentes. Estoy de acuerdo. Pero qué maravilla cuando cogemos cualquier novela , libro de relatos o poema en el que distinguimos el estilo del autor, como cuando vemos un cuadro de Rembrandt o Veláquez o escuchamos algo de Mozart, Bach o Beethoven que por ciega que sea nuestra mirada o torpe nuestro oído los reconocemos enseguida. A propósito de la cultura y los ‘productos culturales’ recuerdo una fábula de Samaniego en la que se decía que al burro si le das trigo y paja, siempre elegirá el trigo. Si se nos educa o acostumbra a lo bueno, nuestro instinto o nuestro sentido común nos llevará a preferir el trigo y no la paja. Porque en el arte como en la vida, algunos al menos , siempre queremos más y mejor.
    Un saludo.

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