Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Así es, Braulio. Como bien dice Borges están salvando el mundo. En Borges las palabras salen en busca de la palabras. Tienden al infinito como en este extenso poema suyo del que ofreces un fragmento maravilloso y como en toda su obra del que es un paradigma clásico el cuento 'El Aleph'.
ResponderEliminarMenos mal que en esta vida, de golpe, te encuentras con rincones de lucidez como el presente.
ResponderEliminarRectifico. He confundido el poema de Los Dones con el de Los Justos. En cualquier caso, esa lista podría ser tan larga como en el poema de Los Dones. Y el comentario, en todo caso, se adecúa a lo que se desprende de la lectura de cualquier obra de Borges. Como Borges, Ferlosio dice: "Babilonios somos; no nos vuelva la tentación de levantar ninguna torre juntos. Más bien ¡dejémonos ya de una vez por imposibles los unos a los otros, como buenos hermanos!"
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